jueves, 1 de noviembre de 2012

Carta de una hija emigrante

Queridos lectores, hace unos días leí un post de Carlos M. Duarte a través de la cuenta de Twitter del Huffington Post (@ElHuffPost). El artículo se titulaba "Ayer emigró mi hija" y me sirvió de gran inspiración para escribir esto. Así que antes de que continuéis leyendo este post me gustaría que pinchaseis sobre el título y lo leyeseis antes de continuar conmigo.

Mientras lo leía psicociné muchas ideas, me parece que Carlos M. Duarte ha sabido tratar el tema con gran sensibilidad y conforme lo leía me emocionaba. Estaba en casa de M ayudándola a preparar una fiesta de Halloween para los chicos que cuida y tenía que contenerme para no dejar escapar algunas lágrimas.

Yo soy una hija emigrante y me encuentro a todo un océano de distancia de mis padres. Por mi parte me considero una chica muy viajera, me encanta conocer mundo y andar de acá para allá; sin embargo esta vez ha sido distinto. A mí tampoco me gusta lo de generación perdida, yo más bien nos veo como una generación que quiere salir adelante, ir hacia adelante con ideas frescas, que se nos valore por nuestro trabajo y que queremos vivir (y no sobrevivir) en nuestro querido país.

Hace apenas un mes y medio Jesús y yo nos montamos en un avión con destino a una nueva vida. Con la maleta cargada de optimismo y de ganas, pero con un equipaje de mano repleto de incertidumbre y dudas.

Vinimos a un país que recibe a más de 300.000 inmigrantes anuales, más o menos el número de españoles que hemos salido este año. Aquí todo el mundo dice lo mismo, que trabajando duro se consigue lo que se quiera, pero el camino no es tan fácil como lo pintan. Lo primero es una visa de trabajo, nos vinimos sin ella porque el gobierno de Canadá decidió cerrar todos los programas de inmigración para replantearse la avalancha de personas que quieren venir aquí, hasta el próximo enero. Una vez dentro del país hay maneras de conseguirla y en ello estamos.

Yo me considero una chica formada y "echada pa'lante" por lo que creo que poco a poco, siguiendo los pasos necesarios podremos hacer una buena vida aquí. Después de un permiso de trabajo de dos años te dejan pedir la residencia y con ella podríamos empezar a estudiar para convalidar nuestros títulos. Esto se puede hacer antes, pero un año de estudio en la universidad puede costar alrededor de los 40.000 € para los estudiantes extranjeros y si tienes la residencia hay muchas cosas gratuitas.

El pasado lunes fuimos a Toronto porque tuve una entrevista de trabajo como Live-in nunny (hay una working visa específica para eso), algo estilo Mary Poppins ya que llegué a casa de la familia en medio del huracán Sandy, paraguas en mano. Las vibraciones fueron buenas y el sábado tengo que volver para pasar el día con los niños y a ver qué tal.


Esto es una de las cosas que me hacen sacar del bolso de manos un par de dudas. Si yo me voy a Toronto, ¿qué hace Jesús mientras? Se podría quedar aquí en la granja pero buscar sin parar algún trabajo allí y venirse cuanto antes. En Toronto hay muchas más oportunidades, hay muchas escuelas de idiomas que dan clases de español y donde buscan un perfil como el suyo, además se podría alquilar una habitación y pasar los fines de semana juntos...

No todo es tan fácil. En nuestro viaje a Toronto nos propusimos comprarnos un número de móvil canadiense (que ya nos iba haciendo falta) y no pudimos. Como en España los móviles pueden ser de tarjeta o de contrato. Aquí el contrato tiene un periodo de permanencia de 3 años y por ahora no sabemos ni que pasará dentro de 4 meses (ahí está la incertidumbre); encontramos una compañía que tiene algo parecido a un contrato pero sin permanencia así que nos decidimos por ella. Una chica nos dijo que necesitaríamos nuestro pasaporte y una tarjeta de crédito y después de encontrar la tienda con los pasaportes y la VISA preparados, nos dice una nueva chica de la misma compañía, pero otra tienda, que toda la información es cierta, con la excepción de que la tarjeta de crédito tiene que ser canadiense. Nuestro gozo en un pozo. Ahora lo que nos tocaba era pedir información sobre las tarifas de prepago y no salimos de nuestro asombro cuando nos dice que si compramos el teléfono en Toronto no funciona para llamar a Niagara Falls (¡a 150 km!), aquí se considera larga distancia prácticamente de un pueblo a otro y si quieres que funcione cuesta unos 80€ para hablar unos 50 minutos, increíble vamos. Y nos quejamos de las compañías en España...

La importancia del móvil es que si empiezo a trabajar en esa casa querría hablar con Jesús por las noches y aunque lo pagásemos, conociéndome los 50 minutos los gasto el primer día...

Y aquí se nos planteó la segunda duda problema. Necesitamos un portátil, me gustaría aprovechar la ocasión para contaros que todo este blog lo escribo en el bloc de notas de mi teléfono móvil táctil, con la dificultad que os podréis imaginar que esto conlleva. De aquí me lo envío a mí misma por correo electrónico (cuando tengo wifi) y lo abro en algún ordenador para agregarle fotos, enlaces etc. Y todo por no parar de psicocinar ideas.

Nos venden la situación como quieren. Cuando vemos los programas tipo "Españoles por el mundo", "Callejeros viajeros" y similares todos en algún momento nos planteamos irnos a montar un chiringuito en la playa o irnos a algún país donde hacen falta raquetas para andar sobre la nieve, pero que a pesar del frío o del calor a todo el mundo le va tan bien. Pues ahora estando en el otro lado digo que no todo es así, que podían dejar de sacar a las María Bravo o a los hijos de diplomáticos o a las familias expatriadas (que como no, son españoles) para sacar un poco a los miles de jóvenes, y no tan jóvenes que estamos fuera de nuestro país buscándonos la vida para tener un futuro mejor trabajando un montón de horas de lo que sea, pero trabajando. O a las miles de familias que han dejado atrás negocios venidos a menos e hipotecas sin pagar por dar de comer a sus hijos en un país donde no hablan el idioma, pero trabajando.

Lo único que consigo psicocinar con esto (y qué pena) es que "los que mandan" no quieren que veamos esta realidad, no les conviene que los que todavía están en España pensando que a ver qué pasa con esta crisis vean que la gente se va y lo intenta. Os voy a contar algo, en el verano de 2009 fui a Los Ángeles a estudiar inglés con una beca del MEC y nos encontramos a los de "Callejeros viajeros" grabando en Hollywood, nos oyeron hablar español y nos grabaron durante media hora, nos dijeron el día que se emitía el programa y que íbamos a salir. ¿Y bien? Tras ir a una fiesta con Antonio Banderas enseñaron a Brad Pitt que pasaba en moto (que por cierto se lo dijimos nosotros). Así qué a eso voy, que no interesa saber dónde está la gente joven moviéndose, psicocinad un poco más esta idea y ya veréis cuantas cosas os vienen a la cabeza.

Mamá, papá y resto de mi gran familia, os echo de menos. Las hijas emigrantes como yo no sabemos cuando vamos a volver, no sabemos qué va a pasar. Pero aquí estamos, somos fuertes y aguantamos lo que nos echen. Yo por mi parte me siento afortunada por estar aquí con una persona maravillosa que me quiere y nos apoyamos, cada uno aporta su parte y juntos podemos, ¿verdad Jesús?

Las hijas emigrantes no tienen trabajo pero tuvimos la suerte de vivir "las vacas gordas" mientras nos formamos, tenemos buenas carreras y másters, hablamos idiomas y tenemos experiencias internacionales previas. Los padres  y madres de estas hijas siempre las alentaron a salir fuera, ser curiosas, conocer y aprender, mucho y siempre para el día de mañana.

Ahora es mañana y no tenemos miedo, sólo optimismo y con esfuerzo y poco a poco ya veréis como todo nos sale bien. Mamás y papás no os sintáis tristes o mal por nosotras, lo habéis hecho muy bien. Sólo que esto es lo que nos toca.

Gracias. Os queremos.

Hasta pronto y con una canción os dejo psicocinando ideas.