jueves, 18 de octubre de 2012

De príncipes y princesas

Había una vez una princesa monísima, a gusto con su cuerpo, dulce y hacendosa que vivía en una preciosa casita al lado de un hermoso lago. Por las mañanas se levantaba con el sol y escuchaba un rato música en su iPod, mientras se interesaba por alguna que otra noticia reciente y bebía su café recién hecho. Pasaba los días tranquila, siempre al tanto de todo, mientras trabajaba desde casa. Por las tardes solía quedar con princesas amigas para hacer un rato de ejercicio o pasar un buen rato juntas por el centro.

Un buen día, mientras nuestra princesa estaba en casa, un hermoso príncipe de pelo negro y ojos verdes, se bajó de su deportivo y llamó a su puerta por equivocación. Al instante se miraron, y cientos de pajarillos risueños cantaron al unísono alrededor de sus cabezas. El príncipe y la princesa se dieron cuenta en ese mismo momento, que estaban hechos el uno para el otro y decidieron pasar toda la vida juntos. Vivieron juntos para siempre en el moderno ático que tiene el príncipe en un buen barrio; así, podían alquilar la casita de la princesa en las afueras, para sacarse un dinerito extra para viajes.

Fueron felices y comieron perdices.


Queridos lectores, en esta ocasión os he querido contar una versión a mi manera de un cuento de princesas tradicional cualquiera (Blancanieves, Cenicienta, La Bella durmiente, etc.). Hago esto porque últimamente he estado psicocinando mucho esta idea de las princesas acordándome mucho del libro La Danza de amor de las hadas de Rosetta Forner, que realmente recomiendo y no se me ha ocurrido ninguna otra cosa que contaros varias posibles versiones de cuentos de princesas "no tan tradionales" para luego hablar de ellas y seguir psicocinando estos cuentos juntos.


El príncipe que no quería a su princesa

Había una vez una princesa monísima, lista y simpática que vivía en un piso compartido con otras princesas. Esa princesa era una chica feliz, le gustaba su trabajo y se divertía con sus amigos. Un buen día le presentaron a un príncipe encantador. Era atractivo y gracioso y a nuestra princesa le encantó. Al príncipe también le gustó ella y pronto empezaron a quedar. Se llevaban súper bien, salían, bailaban, iban a cenar, al cine... Hasta que un día la princesa se dio cuenta que estaba totalmente enamorada del príncipe. Él no quería nada serio, ella lo sabía, ¿pero qué podía hacer? ¿Cómo controlar sus sentimientos? Mientras tanto el príncipe siempre era atento con ella, aunque para ella ya no era suficiente. La presentaba como su amiga y ella se sentía morir en esos momentos.

Poco a poco el príncipe se dio cuenta de los sentimientos de la princesa y decidieron "hablarlo", lo mejor era dejarlo ahora antes de que ella sufriera, estaba claro que ella "quería más", pero él no. Así que ella decidió aceptar (de bocas) "una amistad". Sin embargo esto no funcionó, la princesa se volvió celosa y acaparadora. Estaba muy pesada con el príncipe. Ella no quería,pero no se podía resistir. Ante esta actitud, el príncipe se agobió bastante. Él se sentía fatal pero no podía forzar unos sentimientos que no tenía. Incluso a veces pensaba que tenía toda la culpa por haber dado pie a esta situación. Peleaban constantemente y se fueron distanciando poco a poco, sin quedar ningún atisbo de su gran amistad. La princesa estuvo "tocada emocionalmente" durante bastante tiempo. Del príncipe nunca se supo ni se sabrá nada, era bastante cerrado con sus emociones.

Colorín colorado, este cuento se ha acabado.


Con un joven príncipe continúa el linaje.

Érase una vez un joven príncipe y una joven princesa que se querían con locura. Eran por igual amigos y amantes. Cada uno vivía en palacio con sus padres. Tenían trabajo pero estaban muy bien en casa. Los príncipes se veían casi todos los días después del trabajo, quedaban en casa de uno de los dos o daban una vuelta.

Tanto el príncipe como la princesa vivían al día, sin pensar en que podía pasar el día de mañana. -Carpe diem-, solía decir ella, a lo que él le respondía -Hakuna matata- y ambos empezaban a reír a carcajadas.

Viajaban mucho, salidas cortas, normalmente de fin de semana y salían de fiesta, bebían y bailaban hasta el amanecer. Al llegar al hotel aprovechaban para tener tanto sexo como les fuera posible, se deseaban, se amaban. Eran jóvenes. El odiaba usar protección y la princesa confiaba en él, -ten cuidado- le decía a menudo con la voz ya entrecortada por el momento, hasta que ambos caían rendidos entre las sábanas.

Pasó algo más de un mes y la princesa estaba preocupada, fue a la farmacia sin decir nada a nadie y, como pasaba en sus peores sueños ¡estaba embarazada! Este no era en absoluto un buen momento y el príncipe intentó convencerla de ello, sin embargo la princesa estaba contenta, en unos meses tendría un joven príncipe entre sus brazos, y pasara lo que pasara siempre tendría con ella un trocito de su príncipe.

El príncipe estaba totalmente superado por la situación, lloraba de rabia, no sabía como afrontarla. Durante los siguientes 7 meses discutieron mucho, incluso lo dejaron varias veces; el príncipe ya no sentía lo mismo por la princesa, se sentía manipulado y defraudado, y el bebé nació. Un precioso niño de ojos negros que ahora él tenía entre sus brazos. En este momento no estaban pasando la mejor racha pero este bebé lo cambiaba todo. Decidieron intentarlo de nuevo y alquilar una casita donde vivir juntos. Había días buenos, pero también malos, y lo malo se convertía en peor. La princesa no pudo trabajar por un tiempo y perdió su trabajo, él estaba cansado y eso le hacía estar irritable al llegar a casa. La situación era difícil, qué hacer. Ambos iban y venían de los Palacios de sus padres por temporadas, sin encontrar solución. El joven príncipe mañana cumplirá 3 años y aún siguen buscándola.


Un príncipe siempre es un príncipe

Había una vez, en una ciudad muy lejana un joven príncipe que conoció a una bella princesa. Ambos empezaron a quedar para conocerse y con el tiempo surgió una bonita relación. Se llevaban muy bien, se respetaban y se valoraban. La princesa era una chica normal, no muy alta, no muy graciosa, no muy guapa, no muy... El príncipe más de lo mismo, conducía un coche de segunda mano que se había comprado él mismo ahorrando dinero de sus cumpleaños y no le gustaba nada alardear de su estatus de príncipe.

 La princesa no le contó al principio que era de la realeza, ya que sus padres no se llevaban del todo bien con las demás familias reales y trabajaban muy duro para mantener su palacio.  La familia del príncipe, en cambio, era muy tradicional y quería las cosas "bien hechas".

Al cabo del tiempo ellos estaban tan enamorados que decidieron casarse y formar una familia, pero la familia de él no lo aprobó, diciéndole que si se casaba con ella tendría que dejar atrás todo lo que hasta ahora poseía, tendría que dejar de ser un príncipe. A él no le importó, estaba realmente enamorado de la princesa así que decidieron seguir adelante con sus planes. Al poco de la boda ella quedó embarazada de mellizos, la situación era muy difícil. Ambos trabajaban mucho fuera de casa para poder pagar la hipoteca y los recibos mensuales, pero los dos se querían mucho y tiraban del carro juntos. El embarazo sólo significaba que se tendrían que esforzar un poco más, pero que juntos saldrían airosos de esta.

Tuvieron dos niñas preciosas y tras ellas una más. Después de casi medio siglo juntos, sus hijas y sus nietos les están preparando sus bodas de oro y en lo bueno y en lo malo, con rachas buenas y no tan buenas y, aunque él hace mucho, mucho tiempo decidiera dejarlo todo por ella, para nuestra princesa él siempre será su príncipe.


Mis queridos psicocineros, no sé qué habréis pensado al leer estos cuentos, puede que algunos os sintáis identificados en algún momento, otros estéis pensando en alguien u otros simplemente no entendáis a qué viene este post y penséis que me debo dejar de "tanto cuento".

Como os he dicho antes yo he psicocinado últimamente mucho la idea de las princesas y os quiero decir algo, TODO/AS somos príncipes y princesas en nuestros cuentos. Nuestra propia historia puede ser una danza de amor. Los finales los hay de todo tipo, buenos, malos y regulares; pero como en estos cuentos, todo nuestros príncipes y princesas vivieron su momento. Para mí eso es lo importante de las relaciones. Conservar siempre algún recuerdo, algún momento, que hasta pensando en la que creemos la peor de nuestras relaciones, nos haga dibujar una sonrisa en nuestras caras.

Me gustaría animaros a intentarlo. Psicocinad el mejor momento de vuestra peor relación y observar si conseguís sonreír. Si lo conseguís me siento satisfecha por el momento. Una sonrisa siempre es una sonrisa y si incluso conseguimos sacarla de lo que creíamos era lo peor, ¡ahí está!

Podemos repetir esto con los 3 peores eventos de nuestra vida. Os dejo un rato que penséis...

¿Veo una sonrisa?

Mientras practicáis yo os dejo psicocinando ideas.

martes, 9 de octubre de 2012

Thanksgiving day - El día de acción de gracias

Queridos lectores, ayer en Canadá celebramos el día de Thanksgiving o Acción de Gracias, como lo conocemos en España gracias a las películas. Digo en Canadá porque en EEUU falta más de un mes para que se celebre.

Yo no tenía ni idea del motivo de esta celebración por lo que Jesús me contó ayer que ésta comenzó con los emigrantes irlandeses (creo) o ingleses que fueron a Holanda cuando en su propio país se les perseguía por ser cristianos. Así, estas personas vinieron a América y decidieron comenzar una nueva vida aquí, en el Nuevo Mundo. Cuando comenzaron a cultivar las tierras aparecieron unos nativos americanos (indios serían me imagino) en son de paz (muy repetido en las películas también) y les mostraron como cultivar sus tierras, por lo que estos nuevos habitantes del Nuevo Mundo dieron Gracias a Dios por los alimentos, la buena cosecha y bla bla bla. Esto es lo que recuerdo de lo que Jesús me contó, pero de todas maneras he echado una ojeada a internet, Wikipedia y demás y lo que he encontrado es más o menos similar a lo que os cuento.

Como bien sabemos también gracias a esa industria llamada Hollywood, es que en Acción de Gracias se come pavo, no sé por qué motivo (lo buscaré), pero mi teoría es por algo parecido a la razón por la cuál comemos uvas en España en Fin de Año, seguro que un año hubo un gran excedente de pavos y lo convirtieron en tradición. Esta idea os dejo que la psicocineis o la psicobusqueis vosotros mismos porque si no esto más que un blog va a parecer una enciclopedia y más de uno que me conozca bien se va a reír de mí SEGURO!

Yo por mi parte os voy a dejar la primera receta en este blog llamado Psicocina de ideas (algo de cocina tendré que contar) y va a se la receta de "nuestro" pavo por si queréis probar en casa. Todas las cantidades son las que nosotros usamos pero las podéis adaptar a vuestras necesidades. Decir que nosotras compramos muchos ingredientes ya preparados pero todo se puede hacer casero.

Pavo relleno

Ingredientes
1 pavo de 11kg
150gr mantequilla reblandecida (separamos 8 cucharadas)
Caldo de verduras en polvo
Sal y pimienta
Comino
Aceite de sésamo
Salsa de soja no salada
3 l. de caldo de pollo (separamos 3 tazas)
4 cajas de Stuffing preparado
Pasas
Para el acompañamiento
Puré de patatas
Verduras cocidas o a la plancha
Gravy (salsa de carne)
Salsa o mermelada de arándanos

Precalentar el horno a 400 F (205 C). En primer lugar se prepara el pavo, se deja limpio y vacío por dentro para el posterior relleno y se corta el cuello y la cola (aquí te lo venden ya preparado con el cuello, la cola y una bolsita con los riñones, corazón y todo eso dentro del pavo. Cuando ya tenemos el pavo limpio lo secamos. Esto es muy importante para que luego se adhiera bien todo el sazón.

A continuación pasamos a preparar el relleno o stuffing según las instrucciones de las cajitas preparadas de Uncle Ben's, sólo necesitaremos 3 tazas de caldo de pollo y 8 cucharadas de mantequilla reblandecida (esto para 4 cajas de relleno) y seguir los pasos. Nosotras añadimos algunas pasas al relleno porque también es típico y le da muy buen sabor. Se pueden añadir también manzana, nueces o almendras.

Cuando el relleno esta listo comenzamos con el sazón; ponemos en un bol el resto de la mantequilla y añadimos una cucharadita de caldo de verduras en polvo (tipo avecrem), sal, pimienta y comino. Mezclamos todo y añadimos un chorrito de aceite de sésamo y otro de salsa de soja. Mezclamos de nuevo hasta conseguir una mezcla homogénea.

Introducimos todo el relleno en el pavo con la ayuda de una cuchara y las manos (sin apelmazar) y untamos bien el pavo con el sazón que hemos preparado. Tapamos todos los agujeros visibles del pavo y la punta de las patas con papel de aluminio y listo para hornear.

Horneamos el pavo 45 minutos a 400 F (205 C). Transcurrido este tiempo abrimos el horno y añadimos el resto de caldo de pollo para que no se seque y bajamos el horno a 325 F (160 C) y horneamos durante 4 horas. Dejamos reposar durante 20 minutos aproximadamente con el horno apagado y listo para servir.

Además del pavo se sirven varios acompañamientos como puré de patatas y verduras, sin faltar nunca el gravy (salsa de carne) y la salsa o mermelada de arándanos.


Antes de empezar os he dicho que os dejaba la receta de "nuestro" pavo, ya que tanto para C como para mí era nuestra primera vez cocinando pavo. Para mí está claro que era mi primer Thanksgiving y para C la primera celebración después de bastante tiempo.

Como es normal, cuando hay niños en casa las tradiciones vuelven y teniendo aquí a todos los chicos y por supuesto a R, que también es su primera vez de todo (tiene 7 meses y medio), incluso a Jesús y a mí para vivir todo tal y como es y sumergirnos a fondo en este estilo de vida canadiense (TAN diferente al nuestro); decidimos ponernos manos a la obra y preparar toda la parafernalia que esta cena conlleva.

Al final todo quedó riquísimo, trinchamos el pavo con un cuchillo eléctrico (chulísimo) y preparamos una mesa magnífica. El resultado del trabajo fue exquisito y el postre fue Pastel de Calabaza, como manda la tradición en este día; a mí no me hace mucha gracia, pero me comí un trocito, para no perderme ni un detalle.

Lo importante fue que conseguimos el objetivo más importante de este día, reunir a familia y amigos alrededor de la mesa y dar gracias por eso, por compartir un momento juntos.






Para mí personalmente este día en concreto no significa nada, incluso no sé si se repetirá, pero ayer me sentí feliz, lo mejor fueron los preparativos, C y yo nos reímos mucho, hasta pensamos que se estaba incendiando la casa y es que ¡¡se nos quemaron las verduras!! Comimos, bebimos y reímos, mucho, mucho de todo.

Happy Thanksgiving Day! Hasta pronto os dejo psicocinando ideas.

martes, 2 de octubre de 2012

La Casa de los Abrazos

¿Alguna vez habéis abrazado a alguien que os acaban de presentar y con el que habéis hablado unos 10 minutos? ¿Cuántos abrazos dais o recibís diariamente en casa o con vuestra familia?
Queridos lectores en esta ocasión me gustaría que psicocináseis un rato estas ideas. Yo ya lo he hecho y por lo que a mi respecta pasan días y días sin abrazar a nadie (los que me conocen saben lo "despegá" que soy).

Desde que estamos en Canadá, he comprobado que en el momento de presentarte a alguien la gente te da la mano con un cordial "Nice to meet you", sin embargo después de una breve conversación de bla bla bla, wer ar iu from? (¿de donde eres?), aim from espein (yo soy de España) y más bla bla bla durante 10 minutos, cuando llega el momento de la despedida, tú vuelves a tenderles la mano, pero NO!! La gente te abraza!! Y dicen que en España somos pegajosos... En España damos dos besos, cuando nos presentan a alguien (me gustaría poder escoger un apretón de manos de vez en cuando), cuando vemos a un amigo, un primo o quien sea. Yo no sé si es con todo el mundo o con nosotros, que creerán que los españoles vamos por la vida como Osos Amorosos... Lo que si es que a mi estos abrazos me suenan más falsos que las monedas de chocolate. Mi amiga N está pasando un tiempo en Vancouver y si lee esto me gustaría que me contara como está siendo su experiencia en este tema.

Según la RAE un abrazo es muchas cosas pero dice que es" Estrechar entre los brazos en señal de cariño". Como os he dicho esto no es algo que yo haga muy a menudo pero en La Casa de los Abrazos todo es diferente.

En La Casa de los Abrazos cada día se reciben mínimo 20 y máximo hasta el infinito y vuelta, además el cariño se palpa en ellos. Los recibes y los das, porque es lo que sale y según de quien vengan son diferentes.

Los de D y D son tan fuertes que te mueven del sitio, sobre todo los de D, el hermano pequeño que tienes que prepararte con los pies separados para no caerte; estos abrazos son largos y mientras te abrazan ambos levantan la cabeza mirándote para que acerques tu cara y te den un beso. Estos abrazos me recuerdan siempre a los de N y Y cuando nos ven (sobre todo N cuando ve a Jesús que es un pegajoso el tío) y también a los de B y R que son igual de apretaditos y te los dan como quien no quiere la cosa pero no te sueltan!!

Por otra parte a R le costó un poco más al principio, ella es una adolescente de 16 años y ya es mayor para esas cosas, pero como el tiempo canadiense ella cambia en cualquier momento, y cuando menos te lo esperas aparecen dos brazos por detrás estrujándote el cuello y con una sonrisa preciosa.
Después está K, es graciosa porque ella te mira como si nada (no habla), pero cuando Lee, C, yo o alguien le tira un poco de su manita temblorosa, ella te da ese abrazo que parece que ella misma estaba esperando (Jesús dice que a él le da miedo K porque es silenciosa y aparece cuando menos te lo esperas, pero lo cierto es que es adorable).

También tenemos a R, al que abrazamos todos continuamente porque es una cosita rubia de siete meses y no te puedes resistir (aunque algunas veces de un poquito la lata). Tiene a quien salir el niño...
Pero sin duda la medalla de oro de los abrazos es para F, ella es... No sabría como explicarlo, con sus 8 años y sus problemas te lo dice todo con la mirada y con su risa contagiosa. No habla, pero no lo necesita para comunicar lo que quiere en todo momento y eso es solo una cosa: AMOR (bueno y comida también). Esta niña nos ha ganado a todos en La Casa de los Abrazos. Hasta el momento de subirla o bajarla de su silla de ruedas es una excusa para que te achuche. Lo mejor es hacer como si te ahogaras cuando te abraza muy fuerte y ver como se ríe a carcajadas mientras te aprieta más y más y se ríe de una manera que no se podría olvidar.

En La Casa de los Abrazos todos cuando llegan traen una pesada mochila de problemas, muchos y más duros de los que pueda tener cualquiera que lea esto. Pero en esta Casa esa mochila se guarda en un armario y ahí está C para cambiarla por una maleta entera llena de familia, cariño y abrazos, muchos abrazos.

C es la mamá abrazos, ella tiene para todos y para más, los que vienen por unos días se quieren quedar y siempre quieren volver y los que viven en La Casa de los abrazos están felices, se nota en sus caras y ahora Jesús y yo somos dos más en esta casa.

Hemos estado unos días fuera aprovechando para hacer otras cosas; hemos ido a la discoteca de R, hemos hecho la excursión del barco por las cataratas, ido a la biblioteca para hablar inglés. Ya hoy volvemos a La Casa de los Abrazos y lo estoy deseando. Cuando llegue voy a abrazar a todos y voy a abrazarme a la idea de "estrechar entre mis brazos en señal de cariño" a las personas que quiero cuando las vea. Me ha costado psicocinar esta idea pero una se siente bien.

Un abrazo. Hasta la próxima os dejo psicocinando ideas.