domingo, 4 de mayo de 2014

Hijo mío, ahora que aún no has nacido



Hijo mío, ahora que aún no has nacido quiero decirte que serás fruto del amor, fruto del amor que nos ha unido a tu papá y a mí, amor a la familia que formaremos a tu lado. Nunca pienses que fuiste el resultado de una precipitación o una equivocación porque no es así. Serás el resultado directo de una decisión tomada con dos corazones.



Hijo mío, ahora que aún no has nacido quiero decirte que ya te has convertido en lo mejor que ha pasado por mi vida, sin excepciones. Aún no te he tocado, ni te he sentido, ni he visto tus ojos ni tu pelo; pero sé que tocarte será lo primero que haré cuando te vea habiéndote sentido ya dentro de mí. Por ahora me conformo con conocerte a través de una pantallita muy difusa. Lo más bonito del mundo es cuando escuchamos tu corazón, ahora tengo dos corazones, ¿no es eso increíble, mágico? Sí mi vida, es la magia de la vida. Es increíble pensar que creces dentro de mí, eres un milagro de la vida y del amor, no hay ciencia ni biología que explique esta sensación de saber que otra persona está formándose dentro de mí, a veces me sorprendo mirándome la tripa, acariciándola, hablándote, soñando con que sientas al menos un poco del cariño que intento transmitirte. Tu papá también te acaricia cada noche y te habla, tiene grandes conversaciones contigo. Sé que desde el día que nos elegiste como padres nos escuchas y sabes lo importante que eres para nosotros. Estoy absolutamente emocionada por verte por primera vez, ni siquiera sé todavía si serás niño o niña, te parecerás a papá o a mí, o a los dos, ni siquiera hemos elegido un nombre. Sé muy poco de ti todavía. Sólo sé que cada día llenas un poco más el espacio que hay en mi vientre para ti y a la vez me llenas de felicidad, de dicha.  



Hijo mío, quiero decirte que también estoy llena de miedos y de temores. No puedo prometerte que todo será un camino de rosas, no puedo prometerte que todo será fácil. Ni siquiera puedo decirte dónde nacerás ni en cuántas casas vivirás. Tu papá y yo vivimos ahora un momento de incertidumbre, sólo tu llegada nos hace seguir cada día, esperarte ilusionados que es lo que importa. Los dos sabemos que no tendremos problemas para sacarte adelante, tenemos a tus abuelas de ejemplo, a las que están y a las que siguen en la memoria. Estás rodeado de mujeres fuertes que lucharon toda su vida de forma excepcional por sus hijos y su legado vive con nosotros. Hijo mío, eso para mí supone una responsabilidad enorme pero te prometo que siempre me fijaré en ellas. Cuando mis fuerzas flaqueen, cuando me desespere, cuando pierda la paciencia o incluso la esperanza, me fijaré en ellas. Hablaré mucho con las que están y les pediré consejo. Te prometo que siempre las tendrás cerca, porque no te dejaré perderte estar al lado de mujeres tan luchadoras, a uno y otro lado del océano.

Hijo mío, ahora que aún no has nacido quiero contarte cómo es este mundo. Cuando seas más mayor verás cosas que no te gustarán o te dirán cosas que no querrás escuchar. Pero por favor hijo mío, nunca digas que la vida no es justa. Yo creo absolutamente que la vida y el universo tienen un lugar para cada uno de nosotros. Claro que los caminos son diferentes y hay quién lo tiene más o menos fácil. El secreto está en no rendirse nunca. Tu papá y yo no tenemos, ni hemos tenido caminos fáciles y aun así nos sentimos afortunados de tenernos el uno al otro, de que en toda esta dificultad nuestros caminos se cruzaran y de ahora poder caminar el uno al lado del otro, teniendo un beso de fuerza cada vez que lo necesitamos. Hablando de los besos de fuerza; hijo mío, eso era otra cosa que te quería decir. Siempre, siempre, siempre (y ahora sí uso esta palabra) que los necesites, yo estaré ahí para darte uno o todos los que quieras. Aunque a veces el camino no sea fácil, mi mayor deseo es que camines este mundo. Viaja, conoce, aprende, mézclate, VIVE. Seguro sufriré teniéndote lejos de mí como sufren tus abuelas cada día con tu papá y conmigo, seguro también estaré orgullosa de haber educado a una persona capaz e independiente como lo están tus abuelas cada día con tu papá y conmigo.

Hijo mío, ahora que aún no has nacido, en un día como hoy quiero utilizar una palabra por primera vez en mi vida refiriéndome a mí misma. Hijo mío, ahora que aún no has nacido quiero decirte que MAMÁ te quiere, que te ama, que ya eres su vida entera y que no ve el momento de verte. Eso será dentro de seis meses, no tengo prisa, ya estás aquí.

Hijo mío, te quiero, gracias por elegirme.


MAMÁ