Cuenta la historia, que un comerciante de sedas europeo llegó a una
pequeña ciudad del lejano oriente hace muchos, muchos años. A su llegada, el
comerciante se encontró con el alcalde de la pequeña ciudad, el cuál le invitó
a dar un paseo antes de empezar con los negocios. Mientras caminaban y
conversaban distendidamente pasaron por el cementerio de la ciudad, el
comerciante comenzó a mirar las lápidas y no podía creer lo que estaban viendo
sus ojos. Nadie allí enterrado tenía más de cinco años en el momento de su
muerte. Asombrado preguntó al alcalde si éste se trataba de un cementerio de
niños a lo que él le respondió. – No querido amigo forastero, en mi ciudad las
cosas no son como en occidente, allí la gente quiere tener una vida longeva,
con posesiones y placeres mundanos. En nuestro lado del mundo en cambio no
valoramos tales cosas. ¿Ves aquella lápida de allí donde dice que esta persona
murió con dos años, ocho meses y 17 días? Ella tenía 73 años. ¿Y aquella de
allí con 11 meses y 23 días? Esa persona falleció a los 58 años de edad, y así
todos los difuntos que se encuentran aquí.
Ante esta explicación el comerciante se quedó confundido a la vez que
sorprendido a lo que el alcalde le aclaró. – Querido amigo, es simple, sólo hay
que saber que la vida no se trata de vivir más años, ser inmortales o intentar
quedarnos para siempre. La vida son los momentos que vivimos felices, eso es lo
que cuenta, sólo esos ratitos.
Buenas tardes queridos lectores,
Un tiempo atrás no he podido
dejar de pensar en la palabra SIEMPRE, según la definición de la RAE es “En
todo o cualquier tiempo”. A esta palabra le podemos añadir las preposiciones
por o para y ya vamos, atados de por vida, por SIEMPRE JAMÁS (valga la redundancia)
a lo que sea que sea para SIEMPRE.
¿Alguna vez os habéis parado a
pensar que desde que somos medianamente adultos todo en nuestra vida se basa en
conseguir cosas para SIEMPRE? Un trabajo para SIEMPRE, una casa para SIEMPRE,
una pareja para SIEMPRE y así absolutamente todo. Quedando tan centrados en
conseguirlo que se nos olvida o no tenemos tiempo para conseguir otras cosas,
ni siquiera por un ratito. Creo que la palabra SIEMPRE es una palabra envenenada, enemiga de la felicidad.
Como humanos o más bien como personas, somos cambiantes, nuestra fisiología,
anatomía, pensamiento, cerebro inferior y superior, cortex, y un largo etcétera cambia continuamente
desde el momento en el que nacemos hasta el momento de nuestra muerte. Esto es
así, nada en nuestro cuerpo es para todo
o cualquier tiempo, entonces ¿por qué nos empeñamos en rodearnos de cosas
que pretendemos que sean así? Mi humilde teoría o más bien mi ambiciosa
divagación es muy larga, pero gira en torno al concepto del miedo, religión,
bien y mal por un lado y seguridad, pertenencia, permanencia por el otro. Estas
dos caras de la moneda combinadas hacen que como personas busquemos el SIEMPRE
continuamente, muchas veces dejándonos la vida en ello.
Ahora yo os quiero confesar algo,
yo no creo en el SIEMPRE, ni como palabra ni como concepto. Me da dolor de
cabeza, estrés mental, demasiada responsabilidad emocional. Así que he decidido
que el mejor concepto para la permanencia de cosas, ideas o personas a mi lado
va a ser “el RATITO”, ¿qué es un RATITO, cuánto dura? No sé deciros, a veces
sólo unos minutos, a veces años y años.
A pesar de todos los cambios que
están aconteciendo en mi vida en estos últimos meses, semanas, días estoy
feliz, mejor dicho SOY feliz, por encima de las situaciones, por encima de las
personas, por encima de los cambios, soy feliz. Y eso es lo único que voy a
intentar mantener por y para SIEMPRE. Lo demás como ya os he dicho son ratitos.
Vamos a psicocinar varias ideas juntos. Una idea del para SIEMPRE es la del
trabajo para SIEMPRE, si es funcionario con plaza fija mejor que mejor, nos
formamos para esto desde niños; pero y si luego no nos gusta, y si no queremos
eso para SIEMPRE, si queremos descansar un RATITO, cómo explicar estas
situaciones en una sociedad del SIEMPRE. Todo esto puede pasar, sólo hay
personas que se quedan ahí pensando en cómo sería su vida mientras ven los
programas tipo “Españoles por el mundo” y otras que por un RATITO son más
felices siendo friegaplatos que profesores o niñeras que consultoras, por lo
menos durante un RATITO.
Otra gran parcela del para
SIEMPRE es el amor. Pensar un vuestra vida en pareja, actual o pasada si es que
ahora estáis solteros. Todos hemos oído decir que después de un tiempo se
pierde la chispa, que se va la magia. Bueno pues siento deciros que ese
momento, también es el momento en el que el RATITO se cambia por el para
SIEMPRE. En el momento que dos personas pasan a sentir sentido de pertenencia
mutua empiezan las rutinas y las desidias. Yo creo fuertemente en el amor para
un RATITO, la sensación de estar enamorado un RATITO es la mejor, no hay estrés
ni responsabilidad emocional. No le debes ni te deben fidelidad, no hay un
tener que, simplemente estás porque quieres, este RATITO, mañana ya se verá. Como
os he dicho nunca se sabe cuánto duran los RATITOS. Así el amor es más sano,
más real, mirar cada día a la cara a la persona que os acompaña en este momento
y decir, “Hoy me quedo, un RATITO más”. Conozco personas que llevan enamorados
de esta manera un RATITO que dura ya más de 30 años.
Yo misma he pasado por la idea
equivocada del SIEMPRE y me he caído, me he lastimado y he lastimado (lo siento)
y duele darse cuenta de que tu RATITO con esa persona se acabó hace tiempo,
pero quieres alargarlo, pero no lo sientes igual, lo sabes sin admitirlo, lo
notas sin pensarlo. Es duro pero es así, llegar un día, mirar a la cara a la
persona que nos acompaña en ese momento y decir, “Hoy no me quedo, ya el RATITO
se ha acabado”. Eso da miedo SIEMPRE, pero también es ser valiente, es conocerse
a uno mismo y escucharse. Mirarse en el espejo con los ojos llenos de lágrimas,
pero aceptando que la vida no se basa en el SIEMPRE sino en RATITOS. Para ser
feliz, la gran mayoría de las veces es mejor enfrentarse a ese momento tan duro
que decir “Hoy me quedo, pero el RATITO se acabó hace mucho tiempo”. Yo no soy
así, y no podré serlo nunca. En ninguna parcela de mi vida, ni siquiera sé dónde
estaré dentro de un RATITO. Psicocineros la vida es un ratito, la vida es ser
feliz y acumular días en nuestra lápida personal. Aquí y ahora. ¿Para siempre?, mejor para un ratito.
Os dejo un RATITO, pero SIEMPRE
psicocinando ideas.