Buenos días queridos lectores, mamá,
El domingo pasado fue el Día de la Madre en España y este
domingo lo es en Canadá y el resto de América. No podía dejar pasar la ocasión
de dedicarte una entrada en este blog mamá, porque tú sabes que eres única y te
mereces esto y más, así que mamá te voy a decir una cosa.
A lo largo de nuestra vida juntas hemos pasado de todo lo
que se puede decir y pedir, de todo, unas veces más unidas y otras menos; pero
irremediablemente juntas. Cuando pienso en nosotras se me viene siempre la
misma imagen a la cabeza. Madre e hija en la película Chocolat mudándose con el viento del norte. Así éramos nosotras,
cada año con la casa a cuestas, pero con algo que se hacía fuerte, nosotras. Te
acuerdas de los “ – Mamá ¿dónde está nosequé? –Ni idea pero no te preocupes que
aparece en la mudanza”. Mamá después de todo esto cómo quieres que no haya
estado siempre y siga estando deseosa de conocer el mundo, lo de allí ya me lo
conozco… En esta película hay un chocolate para cada persona, dulce, amargo,
picante… juntas hemos probado todos, la mayoría por el momento.
Siempre te he considerado una mujer fuerte, al menos para
mí, siempre has estado conmigo, sin separarte ni un poquito pero dándome mi
espacio, siendo la madre más joven y moderna, pero a la vez de las más firmes
en tus decisiones. Todo lo que soy es por ti, sin darme cuenta, en el día a día
siempre estás aquí. A 7000 km de distancia, si un día no hablamos me riñes porque
te tengo abandonada. Tú siempre has sido mi madre, pero también has sido mi
ídolo, mi enemiga, mi amiga, mi más odiada y más querida, mi apoyo, mi
confidente, mi carcelera y mi vía de escape. Todo eso sólo en ti, a lo largo de
la vida y los momentos. Hemos pasado por todo tipo de momentos, tú lo sabes
mejor que yo, ya que la mayoría de las veces ocultabas todo lo malo para que yo
no me diese cuenta, sólo el tiempo me ha hecho mirar y ver. Pocas veces te he
visto llorar y muchas veces has llorado.
Dicen que madre no hay más que una y tú has sido de las guerreras,
una campeona. Te bajaste de un tren que iba muy rápido, te fue muy difícil y
aún así lo hiciste, seguro que la caída nos hizo algunas heridas de las que
todavía queden cicatrices, pero no era tu tren. Tu tren siempre estuvo a mi
lado haciéndome la vida fácil y las cicatrices son historias y aventuras, si no
que se lo digan a mi cara. Yo tengo suerte de tener una madre de las buenas, de
las que me gustaría ser, de las que están siempre, siempre y con sólo una
mirada saben cuándo sus hijos más las necesitan; aunque mamá tú has
desarrollado el sexto sentido de saberlo en la primera palabra de una
conversación al teléfono, en un tono de voz.
Mayo es el mes de las madres porque todo nace y renace,
nunca lo había vivido tanto como aquí en Toronto. Me fui de vacaciones dejando
una ciudad de árboles caducos, de naturaleza muerta por el frío invierno. Después
de una semana, de abril a mayo, todo es mágico, verdes, hojas, flores, rojas,
blancas, amarillas. Así es más difícil ver la vida en blanco y negro y yo mealegro. Hoy sopla el viento del norte, domingo frío, pero viento que me hace
tenerte aquí conmigo, en mis pensamientos.
La semana pasada estuvimos juntas (físicamente) para reponer
fuerzas, otro tirón. Siéntete feliz porque estoy feliz, hablamos mucho de eso,
el tiempo lo dice todo, pero me siento feliz ahora, me siento feliz conmigo y
me siento la protagonista de mi vida, algo que, una vez más aprendí de ti. Mamá
estaremos siempre juntas, irremediablemente, la vida pasa, pasan las gentes y
sus momentos, pero tú y yo no tenemos otro destino que el de soportarnos (en el
buen sentido). Aquí estoy siempre y lo sabes, estás ahí siempre y lo sé, como
dos fans incondicionales del mismo equipo, de nuestro equipo. Sé que no soy la
hija más cariñosa del mundo, que llevas toda la vida correteándome para darme
un beso y más de diez años dando vueltas por ahí lejos de ti. Lo siento mamá Érase una hija a una maleta pegada y tú
me cosiste las alas. A ti también te digo eso de Espérame, tan solo espérame que cuando pueda volveré.
Mamá eres el pilar de mi corazón y te prometo que todo irá
bien.
Te quiero, esa era la cosa que te quería decir, lo demás son
anécdotas.
Hasta la próxima os dejo con vuestras mamás (también las que
ya sólo pueden estar en nuestro pensamiento) y psicocinando más ideas.