domingo, 12 de mayo de 2013

Mamá te voy a decir una cosa


Buenos días queridos lectores, mamá,

El domingo pasado fue el Día de la Madre en España y este domingo lo es en Canadá y el resto de América. No podía dejar pasar la ocasión de dedicarte una entrada en este blog mamá, porque tú sabes que eres única y te mereces esto y más, así que mamá te voy a decir una cosa.





A lo largo de nuestra vida juntas hemos pasado de todo lo que se puede decir y pedir, de todo, unas veces más unidas y otras menos; pero irremediablemente juntas. Cuando pienso en nosotras se me viene siempre la misma imagen a la cabeza. Madre e hija en la película Chocolat mudándose con el viento del norte. Así éramos nosotras, cada año con la casa a cuestas, pero con algo que se hacía fuerte, nosotras. Te acuerdas de los “ – Mamá ¿dónde está nosequé? –Ni idea pero no te preocupes que aparece en la mudanza”. Mamá después de todo esto cómo quieres que no haya estado siempre y siga estando deseosa de conocer el mundo, lo de allí ya me lo conozco… En esta película hay un chocolate para cada persona, dulce, amargo, picante… juntas hemos probado todos, la mayoría por el momento.


Siempre te he considerado una mujer fuerte, al menos para mí, siempre has estado conmigo, sin separarte ni un poquito pero dándome mi espacio, siendo la madre más joven y moderna, pero a la vez de las más firmes en tus decisiones. Todo lo que soy es por ti, sin darme cuenta, en el día a día siempre estás aquí. A 7000 km de distancia, si un día no hablamos me riñes porque te tengo abandonada. Tú siempre has sido mi madre, pero también has sido mi ídolo, mi enemiga, mi amiga, mi más odiada y más querida, mi apoyo, mi confidente, mi carcelera y mi vía de escape. Todo eso sólo en ti, a lo largo de la vida y los momentos. Hemos pasado por todo tipo de momentos, tú lo sabes mejor que yo, ya que la mayoría de las veces ocultabas todo lo malo para que yo no me diese cuenta, sólo el tiempo me ha hecho mirar y ver. Pocas veces te he visto llorar y muchas veces has llorado.


Dicen que madre no hay más que una y tú has sido de las guerreras, una campeona. Te bajaste de un tren que iba muy rápido, te fue muy difícil y aún así lo hiciste, seguro que la caída nos hizo algunas heridas de las que todavía queden cicatrices, pero no era tu tren. Tu tren siempre estuvo a mi lado haciéndome la vida fácil y las cicatrices son historias y aventuras, si no que se lo digan a mi cara. Yo tengo suerte de tener una madre de las buenas, de las que me gustaría ser, de las que están siempre, siempre y con sólo una mirada saben cuándo sus hijos más las necesitan; aunque mamá tú has desarrollado el sexto sentido de saberlo en la primera palabra de una conversación al teléfono, en un tono de voz.


Mayo es el mes de las madres porque todo nace y renace, nunca lo había vivido tanto como aquí en Toronto. Me fui de vacaciones dejando una ciudad de árboles caducos, de naturaleza muerta por el frío invierno. Después de una semana, de abril a mayo, todo es mágico, verdes, hojas, flores, rojas, blancas, amarillas. Así es más difícil ver la vida en blanco y negro y yo mealegro. Hoy sopla el viento del norte, domingo frío, pero viento que me hace tenerte aquí conmigo, en mis pensamientos.





La semana pasada estuvimos juntas (físicamente) para reponer fuerzas, otro tirón. Siéntete feliz porque estoy feliz, hablamos mucho de eso, el tiempo lo dice todo, pero me siento feliz ahora, me siento feliz conmigo y me siento la protagonista de mi vida, algo que, una vez más aprendí de ti. Mamá estaremos siempre juntas, irremediablemente, la vida pasa, pasan las gentes y sus momentos, pero tú y yo no tenemos otro destino que el de soportarnos (en el buen sentido). Aquí estoy siempre y lo sabes, estás ahí siempre y lo sé, como dos fans incondicionales del mismo equipo, de nuestro equipo. Sé que no soy la hija más cariñosa del mundo, que llevas toda la vida correteándome para darme un beso y más de diez años dando vueltas por ahí lejos de ti. Lo siento mamá Érase una hija a una maleta pegada y tú me cosiste las alas. A ti también te digo eso de Espérame, tan solo espérame que cuando pueda volveré.


Mamá eres el pilar de mi corazón y te prometo que todo irá bien.
Te quiero, esa era la cosa que te quería decir, lo demás son anécdotas.


Hasta la próxima os dejo con vuestras mamás (también las que ya sólo pueden estar en nuestro pensamiento) y psicocinando más ideas.

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